La aprobación de los Baños del Carmen, pendiente de Costas

 

 

 

 

 

Tradición. El principal afectado en este proceso es el astillero Nereo, que se opone al proyecto.  Arciniega

Este proyecto supera la información pública y sólo queda que el Gobierno
lo vise. El rescate de concesiones se negociará para finales de este año

MIGUEL FERRARY. MÁLAGA El proyecto de regeneración de los Baños del Carmen ya ha superado su último trámite administrativo y ha sido remitido a la Dirección General de Costas para su aprobación definitiva, algo que se espera que se produzca en las próximas semanas.
Ya está próximo el fin a casi siete años de trámites, tras superar el proyecto el proceso de información pública que comenzó a finales de enero de este año y que ha necesitado de un largo proceso de estudio de las alegaciones presentadas en la Demarcación de Costas. Tras redactar los informes correspondientes y el estudio de éstas, el proyecto fue remitido hace unos días a la Dirección General de Costas, en Madrid, para su aprobación definitiva en las próximas semanas.
Una vez conseguido el visto bueno del Gobierno, las obras de este proyecto estarán en condiciones de salir a concurso. No obstante, quedará un escollo a salvar justo antes y es el rescate de las concesiones, un paso necesario para la aplicación del proyecto.
Costas espera iniciar la negociación antes de final de año, con idea de llegar a un acuerdo con los concesionarios o, llegados a un caso extremo, proponer la expropiación.
El más afectado por este proceso es el astillero Nereo, con una gran tradición en la zona y que se ha opuesto en numerosas ocasiones al proyecto que le obligaría a desaparecer de su ubicación tradicional.
Estos astilleros han encontrado el apoyo en diversos grupos ecologistas y vecinos agrupados en la Plataforma en Defensa de los Baños del Carmen, que consideran que la propuesta de Costas es muy agresiva al eliminar una de las pocas playas naturales que quedan en el municipio, ya que se plantea la regeneración para obtener 50 metros de arena.
Esta plataforma también critica el proyecto municipal de remodelación de los jardines del viejo balneario y la conexión de los paseos marítimos de Picasso y Pedregalejo. En este sentido, las principales quejas se centran en la pérdida de masa arbórea y de la actual privacidad que tienen los antiguos baños.
La inversión que se realizará en los Baños del Carmen, entre la remodelación de la playa y la reordenación de los jardines y el balneario, rondará los 13,1 millones de euros, con un plazo de ejecución de unos 24 meses.
El proyecto para regenerar la playa incluye el aporte de 91.500 metros cúbicos de arena para crear dos playas y que se introducirán en el mar hasta una profundidad de seis metros. La arena tendrán su origen en yacimientos terrestres, aunque Costas cuenta con el aporte eventual de los arroyos Jaboneros, Gálica y Totalán para su regeneración. Para ello se construirán dos espigones, en los límites de la zona, que evitarán la pérdida de arena por las corrientes marinas.

 

Si lo dejaran casi como está (Álvaro García)


 

La mañana 

En Málaga hay un espacio, un solo y breve espacio final, entre el rompeolas y los eucaliptos, que es como la última voluntad de la ciudad que fue, la que aún estaba dispuesta a vivir para sí misma de vez en cuando, sin necesidad de hacer caja con los turistas. En los Baños del Carmen están todavía las columnas del merendero, las casetas de cambiarse, las pistas de tenis, la playa con rocas y sin arena postiza, con la arena justa para ser una playa. Los árboles huelen bien, hay o ha habido un camping urbano y aún puede uno sentarse a mirar y oír las olas. De vez en cuando arrecian los anuncios o leyendas sobre la destrucción de este espacio, su conversión en zona comercial, deportiva, parque con columpios, auditorio, lo que haga falta en plan globo sonda para ver cómo reacciona la ciudad ante la pérdida de su último recuerdo de cómo pudo ser la vida en la villa marinera. Lo ideal sería que ese balneario antañón lo convirtiesen sencillamente en balneario, lo dejasen casi como está, corregido lo justo para que pueda hablar de lo que fue y podría seguir siendo. Los Ayuntamientos de las ciudades turísticas o que quieren serlo se empeñan en abrir museos curiosos y destinados a hacer bulto cultural, sin darse cuenta de que la cultura de un sitio muchas veces consiste en dejar que el sitio exprese su realidad de siglos. Los Baños del Carmen podrían ser la constancia nada museística de la memoria que no se conforma con ser memorial o residuo en vitrina, sino que sigue oliendo a hojas y a salitre. En medio de toda una vida de amor a mi ciudad, me da por suponer que jardines y catedrales hay más o menos por el mundo. Pero que un lugar que reconcilie con la idea de diálogo entre ciudad y mar no lo hay con tanta facilidad natural como en el viejo balneario. Los malagueños sabemos que el dinero podrá más que todo. Pero la cultura de las ciudades que quieren ser europeas, consiste a veces en acordarse de lo que han sido y ver que en eso, tranquilamente, podría estar el sustrato de su manera de ser, su esencia, su cultura, su porvenir. 

La tarde 

Con la ciudad donde nací y a la que quiero como a mi fragmento de mundo ante los ojos, me ocurre exactamente lo que nos ocurre con nuestra madre. Podemos encontrarle defectos, e incluso decirlos. Pero que nadie nos los diga, porque la defenderemos hasta la última gota de razón y de sinrazón. Con la ciudad es lo mismo. Uno puede dedicarse profesionalmente a mirarla, con una especie de amorosa crítica activa. Pero que nadie nos la critique desde fuera, porque de pronto justificaríamos sus puntos débiles, sus contradicciones, como los de una madre. Quizá es que cuando criticamos desde dentro sabemos que lo hacemos con un resto unamuniano de pesadumbre. Las críticas de fuera tienen casi siempre un toque de resabio colonial, de prepotencia capitalina. 

La noche 

El vigilante de los Baños, al caer la tarde, quita y enrolla con resignación las redes de las pistas de tenis. Alguna noche las robaron para venderlas, para pescar, para jugar al voley playa. Eso también es mi ciudad.